Complicaciones de la diabetes mellitus tipo 2
- Juan José Rodríguez
- 23 dic 2020
- 4 Min. de lectura

La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es una enfermedad crónico-degenerativa que se ha incrementado en las últimas décadas y se prevé que su incidencia aumente de forma exponencial en los próximos años en todo el mundo.
La diabetes mellitus tiene una relación relevante con diversas comorbilidades, que en muchas ocasiones están ya presentes al tiempo de diagnosticarla; esto se explica porque existe a menudo una fase asintomática entre la aparición de los episodios de hiperglucemia característicos de la diabetes y el establecimiento del diagnóstico clínico del trastorno metabólico; se ha señalado que la duración de este periodo varía de cuatro a siete años e incluso 30 a 50% de los pacientes se mantienen sin diagnóstico hasta mucho tiempo después.
Debido a esta fase silente de la enfermedad se desarrollan complicaciones irreversibles incluso antes de iniciar siquiera el tratamiento de control adecuado. Una vez que los pacientes se diagnostican con DM2 se han encontrado alteraciones microvasculares ya establecidas en 5 a 35% de los casos, en particular problemas oftalmológicos, y el porcentaje aumenta hasta 50% si se agrupan todas las complicaciones; es por ello recomendable llevar a cabo una revisión física exhaustiva del enfermo una vez que se determina el diagnóstico de diabetes.
Por lo regular se pueden subdividir las complicaciones de la diabetes en dos grupos: microvasculares, entre ellas retinopatía, neuropatía y nefropatía diabéticas como las más características; y macrovasculares aterotrombóticas, que engloban al infarto del miocardio, hipertensión y enfermedades arteriales periféricas; estos dos grandes grupos de complicaciones tienden a coexistir en el paciente diabético.
Analicemos algunas de ellas:
Cetoacidosis
La cetoacidosis es una complicación aguda de la diabetes mellitus, que a menudo aparece por no inyectar la dosis de insulina, por estar bajo presión o por una enfermedad o herida . El aumento de la glucosa acumulada en sangre y la cantidad de cuerpos cetónicos en orina hacen que ésta sea más ácida. Aparece en el curso de varias horas con el aumento de las micciones y la sed (con mayor rapidez en los niños). Le siguen debilidad y adormecimiento e incluso vómito, diarrea y dolor abdominal. Algunas veces se reconoce en el aliento un olor dulce o afrutado que puede confundirse con el olor del alcohol. Es la acetona, producto de desecho que se expulsa a través del pulmón. En una etapa más avanzada, la respiración se torna más profunda y rápida y, cuando se pierde la conciencia, sobreviene el llamado coma diabético. Estos síntomas requieren tratamiento urgente porque pueden ocasionar la muerte (estadísticas de EUA sugieren que la muerte por cetoacidosis en diabéticos es de 1 por cada 10). La cetoacidosis es más frecuente en los diabéticos no diagnosticados o en individuos con diabetes mal controlada. De todas formas, cualquier diabético está expuesto a sufrir una cetoacidosis bajo algunas circunstancias, como golpes, infecciones, hemorragias, pérdida de líquidos en vómitos o diarreas. En estas situaciones es muy importante para el diabético vigilar su glucosa en sangre y orina, y la concentración de cuerpos cetónicos en la orina. Para la cetoacidosis es necesario un tratamiento de urgencia. Éste incluye la inyección de insulina e inyecciones intravenosas de solución salina para reemplazar los líquidos corporales perdidos. Es necesaria la vigilancia de las cifras de glucosa en sangre y el estado de los líquidos hasta que se estabilice. Si el tratamiento es rápido, el restablecimiento de la cetoacidosis es casi siempre rápido y completo.
Coma hiperosmolar
Las personas mayores con diabetes mellitus, que también padecen otra enfermedad o heridas, y que no beben suficiente agua, pueden tener concentraciones elevadas de glucosa en sangre. El resultado es la pérdida de conciencia y son necesarios cuidados en un hospital. Es muy importante para los individuos que padecen diabetes beber mucha agua. Los pacientes encamados que se sienten cohibidos y no solicitan agua son en particular vulnerables a un coma hiperosmolar.
Problemas visuales
Cuando la concentración de glucosa es elevada, se puede desarrollar un error de la refracción ocular, que produce una visión borrosa. Ésta puede empeorar cuando el tratamiento provoca una disminución muy rápida de la glucosa sanguínea. Las lentes no deben graduarse hasta que los valores de azúcar en la sangre se estabilicen durante seis u ocho semanas. Los diabéticos también desarrollan problemas visuales a largo plazo como efecto de las alteraciones de la circulación en la retina. En el origen de los problemas visuales de los diabéticos figuran los cambios en las pequeñas arterias que llevan la sangre a la retina (la retina es la parte del ojo sensible a la luz). Alrededor de la mitad de los diabéticos experimenta problemas oculares después de padecer la enfermedad durante más de 10 años. Estos problemas se presentarán con una alta probabilidad en aquellos que sufren diabetes con 30 o 40 años de evolución.. La retinopatía diabética es el problema más común, aunque las cataratas y el glaucoma también son de alta frecuencia en los diabéticos. Como la retinopatía diabética indica a menudo un avance de la enfermedad, es importante que el paciente se someta a examen de los ojos con regularidad si tiene diabetes. Cuando la retinopatía diabética aparece, el tratamiento con láser puede retrasar su progresión.
Otras complicaciones de largo plazo
Muchos diabéticos desarrollan enfermedades renales debido al deterioro de las venas pequeñas. También puede aparecer neuropatía diabética (deterioro de la función de la fibra nerviosa), sobre todo en los dedos e incluso las manos. En estos casos se percibe una sensación dolorosa con calor. Con el tiempo, las áreas afectadas se vuelven menos sensibles y están expuestas a heridas e infecciones. La formación de úlceras, y de modo secundario la gangrena, también es consecuencia de una neuropatía. Cuando la gangrena es el resultado de una arterioesclerosis aparece con frecuencia en los dedos del pie o el lugar de una herida. Por último, la impotencia sexual asimismo es una complicación común en los diabéticos.
El generar hábitos de vida saludables que incluyen una alimentación equilibrada y ejercicio físico adaptados a dicha patología, se vuelven fundamentales para la prevención de la aparición de dichas complicaciones.
Balderas I. Diabetes, obesidad y síndrome metabólico, un abordaje multidisciplinario. 1st ed. México, D.F.: El manual moderno; 2015.
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