Beneficios de la lactancia materna
- Juan José Rodríguez
- 3 may 2021
- 3 Min. de lectura

La nutrición desde el primer año de vida es fundamental para la supervivencia del bebé y para el mantenimiento de su salud a lo largo del tiempo. Así, la alimentación no sólo va a servir para satisfacer las necesidades nutricionales de crecimiento y maduración de tejidos y órganos (cuya velocidad es extremadamente rápida) sino también por las implicaciones en prevención de enfermedades que puedan aparecer en el futuro así como en el establecimiento de hábitos dietéticos.
La alimentación del lactante pasa por dos periodos que dependen del grado de madurez digestiva, renal y del sistema nervioso, además de por las necesidades para el crecimiento. Estos periodos son:
Lactancia exclusiva, donde se recomienda una alimentación exclusivamente a base de leche, a ser posible lactancia materna, y que abarca los primeros 6 meses.
Transición o alimentación complementaria, que va de los 6 a los 12 meses y donde se comienzan a incorporar potros alimentos distintos a la leche materna.
Beneficios de la lactancia materna
En general, la lactancia materna no supone inconvenientes ni para la madre ni para el bebé, suponiendo gran número de ventajas, que se enumeran a continuación:
Desde el punto de vista psicológico, se establecen relaciones afectivas entre la madre y el bebé: la madre se siente involucrada el la crianza del lactante, siendo ambos la sensación de ser impredecibles mutuamente. Por su parte, el lactante adquiere una relación física íntima y confortable con la madre.
La actividad de los labios y los maxilares del bebé favorece el mantenimiento de los dientes en posición adecuada así como el desarrollo correcto de los propios maxilares.
El sistema digestivo y enzimático del niño esta adaptado a las características de la leche materna, por lo que se facilita la digestión y absorción de nutrientes.
La digestibilidad y absorción de las grasas es mejor debido a la composición de leche materna rica en ácido oleico y triglicéridos.
La leche materna es rica en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga lo que favorece el desarrollo de la retina y del sistema nerviosos central.
La carga osmolar es baja, lo cual se adapta a la perfección a la fisiologías renal del bebé.
La temperatura y las condiciones higiénicas son adecuadas para el lactante.
Protección frente a infecciones respiratorias, urinarias, intestinales, opticas y víricas por sus compuestos antiinfecciosos.
Menos incidencia de alergias (proteína de la leche, lactosa, cólicos, vómitos, eccemas atópicos, etc.)
Menos incidencia de enfermedades a medio y largo plazo, tanto en el bebe (diabetes, enfermedad de Crohn, enfermedades cardiovasculares), como en la madre ( cáncer de mama y endometrio).
Menor mortalidad infantil.
Menos gasto económico en la compra de leche.
Por su parte, es interesante enumerar también los riesgos que conlleva no realizar la lactancia materna, puesto que parece que este tipo de mensajes son los que más calan en la población. Por tanto, los posibles problemas que supone alimentar al bebé con leche de fórmula pueden diferenciarse entre los que son a corto o a largo plazo.
Entre los riesgos a corto plazo:
Dermatitis atópica, alteraciones respiratorias y asma, siempre que exista riesgos de alergias.
Enterocolitis necrosante.
Mortalidad infantil en menores de 3 años.
Mortalidad postneonatal en el primer año de vida en los países desarrollados.
Muerte súbita del lactante.
Infecciones: gastroenteritis, infecciones de orina e infecciones respiratorias.
Peor desarrollo psicomotor y social en el primer año de vida.
A largo plazo:
Mayor riesgo de cáncer premenopáusico o postmenopáusico en la edad adulta.
Mayor riesgo de caries, pero desarrollo orofacial y mandibular, y mayor necesidad de uso de ortodoncia.
Mayor riesgo de enfermedad celiaca, enfermedades autoinmunes, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes mellitus, leucemias o esclerosis múltiple en la edad adulta.
Mayor riesgo de hernias inguinales.
Menores puntuaciones en los test cognitivos y de coeficiente intelectual, y peores resultados en matemáticas.
Menos agudeza visual en la etapa escolar.
Menor respuesta inmunitaria a las vacunas.
Finalmente hay que indicar que existen ciertas situaciones, aunque pocas y poco comunes, en las que la lactancia materna puede ser contraindicada:
Ictericia grave del lactante
Enfermedades congénitas del metabolismo en el lactante galactosemia, malabsorción de glucosa y galactosa, intolerancia a la lactosa.
Presencia en la leche de sustancias ajenas a su propia composición: fármacos, virus, tóxicos, etc.
Tuberculosis.
Madres con enfermedades graves o crónicas: psicosis, epilepsia, septicemia, paludismo, etc.
Alteraciones locales de la mama que impidan la lactancia.
Negativa de la madre a amamantar.
Hipogalactia.
Malformaciones de la boca, respiratorias o del tubo digestivo del bebé.
Recuerda acudir con el profesional de la salud especializado en el tema de tu confianza para recibir apoyo respecto al tema.
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